Existe una cosa que no podemos negar las mujeres: somos
celosas. A mí que no me digan “no nada que ver flaca, yo confío plenamente en
mi tigre”, “A mí ninguna forajida me hace temblar el piso”. ¿Qué? No me hagas
reír. Yo misma me he enjuagado la boca varias veces diciendo que no soy celosa
pero ¿saben qué? .. MENTIIIIIIIIIRA.
Los hombres, por su lado, son un tanto notorios también. Las
miradas de “esa es mi hembra, hombre con huevos, aléjate” son demasiado
notorias. Los hombres son aquellos que se les nota a flor de piel los celos y,
por muy raro que parezca, son los que más comentan que están celosos! Es
increíble y no miento; yo me habré absorbido unas diez historias de amigos
diciendo: “frutamadre, que la está mirando así? Ahora mismo le hago el pare a
ese huev.” “Mira pues, se le está ofreciendo”.
Lo cierto es que existen ciertas dosis de celos. Yo estoy en
el primer nivel, lo básico. No soy de aquellas que tienen que estar chapándose a
su novio frente a todas y no desprendérsele nunca. No. A mí esas cosas me
parecen estúpidas, y es que, si estás realmente segura de lo que ambos sienten
no va a ver fuerza paranormal o infrahumana que pueda con ello. Sin embargo,
todo llega a sus límites. #Buenitaperonocojinova.
Como siempre, les explico con manzanas y ejemplos. Es más
fácil entender la situación si vez que tu mente empieza a imaginarse todo. Pues
bien, hace unas semanas acompañé a mi progenitora a una reunión con un amigo y
su familia. Ya saben, esas reuniones en los que la cerveza es el mejor
acompañante para los hombres. La cuestión es que ahí estaba Penderejillo,
bonito –no tan churro- pero tiraba su facha, era (es, no lo he matado aun) el
hijo del amigo de mi mamá.
Penderejillo no vive
en Salem, así que es muy poco probable que lo hayan visto.
Resulta que Penderejillo había traído desde la ciudad en
donde reside a su señorita enamorada (media desubicada la chiquita para estar
en microfalda de noche y con tremendos ventarrones). La individuo, a quien nombraremos “Pobrenilda”,
se le trepaba al muchacho tal cual mono en un árbol.
Realmente,
causaba pena y lástima. Penderejillo me preguntaba nombre, edad, donde estudio
y la muchacha le volteaba la cara para que solo la mire. UNICAMENTE él era para
ella y a mí no me causaba ninguna importancia. Penderejillo era bonito, como
bien dije, pero “no es mi tipo” (Digamos que aquellos que tienen como perfume
litros de cerveza no son el tipo de ninguna chica con un poco de materia gris).
La noche
pasaba, tragos van tragos vienen (hice buenos tratos con el primo de
Penderejillo pero quedó en un “chau”) y la chica ya estaba meeeedio picolini
(semesaleelbarrunto). Como era obvio, no había oportunidad de que yo hable con
Penderejillo, porque la muchachita estaba ahí, prendida con su saliva para
hacer el intercambio deseado. Nada que ver! Me sentía incómoda
#nosechapenfrenteamí.
Por último,
no vi más a Penderejillo. Supongo que su novia le habrá echo una escena de
celos cuando me fui, es decir, que también tu flaco le esté preguntando a otra
chica hasta su lugar de origen no es cosa para pasar de largo.
Otro caso
es el de mi amiga Charito (Charito, la h es muda, igual te he cambiado de
nombre). Charito es bonita, cabello bonito, cuerpo bonito, ojos bonitos,
RAAAGIA la maldita. Pero, como todo no puede ser tan perfecto, tiene su peor es
nada que aun la sigue. Charito está interesada en él, le gusta, le acelera el
corazón pero de ahí a que soporte escenillas de celos … ¡para nada!
Resulta que
su “cuarto de pollo” la afana. Es lindo y detallista según me ha contado y han
salido en varias oportunidades. El chico es de aquellos que cuando los ven
juntos dicen “oye, ¿son enamorados?” a lo que sonríen. Y, en realidad, es
bonito lo que están pasando. Es una relación media caleta que creen que puede
funcionar siempre y cuando al tipo no se le active la opción Celos On.
Cuando
Charito estaba en la discoteca, juergueando, bailando, como cualquier chica
normal estaba también por ahí el afán. Charito, aclarando que no tiene nada aun
con ese chico y que, por lógica, no debe darle ninguna explicación, siguió vacilándose
con sus amigos. De pronto, el chico se acerca a ella y le dice: Vámonos.
Charito volteó, lo miró y lo despachó para otro lado. “A mí ni que me marquen
territorio”, recuerdo que dijo. Y, para ser franca, no tenía ningún derecho a
reclamar si aun no están, ¿no?
Para
finalizar, les dejo en claro que a ningún ser viviente digno de tener una
relación amorosa en este espacio terrenal le va a agradar que lo celen con
euforia. A nadie. Todos debemos respetar el espacio de todos… ya me siento el
padre Pablo en su programa de radio.
Sorry por
la demora del post. Si supieran como me flagelan las brujas de acá
Por cierto,
si ven a Proctor díganle que lo estoy buscando.
Nos vemos
en Salem!
“no nada que ver flaca, yo confío plenamente en mi tigre” jajajaja me hiciste la noche!! #BuenPost
ResponderEliminarmuy cierto...los hombres son los mas celosos y los mas notorios y no lo admiten jajajaaja :D chevere el post
ResponderEliminarEste último post es buenasooo: '' Nada que ver! Me sentía incómoda #nosechapenfrenteamí. '' jajajajajaja sigue escribiendo Mássiel!
ResponderEliminar- Caro Vigil
buen post flacaa , no tengo trigre que viva mi solteria jajaj (;
ResponderEliminarYo misma me he enjuagado la boca varias veces diciendo que no soy celosa pero ¿saben qué? .. MENTIIIIIIIIIRA. jajaja obvio!
ResponderEliminar