Bonito mentiroso, bonita mentirosa


Me ha encantado la etapa de sequedad en mi cerebro. Me ha llevado a leer unas cuantas cosas que he considerado interesantes (una historia de gays de Mario Vargas Llosa, por ejemplo), valorar qué gente es la que lee y qué gente no y, ya para regresar al léxico chabacano del blog, a que no siempre el floro que metas será bien visto.

Estuve hablando también con yogurt en mano con unas cuantas personas que me consideran su terapeuta (no sé cómo chicha los ayudo si ni siquiera tengo experiencia) y hablábamos del “diccionario básico de mujeres”, el post anterior antes de que se publicara. Filomena, individuo del sexo femenino que estuvo con un amigo hace unos cuantos meses atrás y de la cual pensaba tenía orientaciones medias raras (no fue así), resaltó algo mucho en toda la palabrería que decía: las mujeres mentimos mucho, nos encanta mentir, planeamos, sobreactuamos y calculamos todo a la perfección. Ellos (los hombres) son más torpes y crédulos.

Por ejemplo, he aquí un ejemplo por el que los hombres deberían tener cuidado. El flaco que ronda a tu flaca, sí, a TU flaca, no es uno más del montón. Tú, fiel Brad Pitt según tu madre, crees que ese tipillo escuálido puede bajarte a tu flaca, a tu varona y, como respuesta inmediata tu flaca te dirá: “Oye nada qué ver! Somos patazas. Además, tiene enamorada”. Enamorada las pelotas del marrano, quizás tu flaca no quiera nada con él pero ese escuálido que tiene flaca no sabes cómo se la debe de estar comiendo con la mirada y, para colmo de males, tu flaca lo sabe. Aquí termina tu rol como macho alfa, hijo mío.

Caso distinto es en la adolescencia. Cuando un mocoso nos sacaba a bailar y realmente no queríamos bailar con él decíamos: “Oye, estoy cansada ¿no puede ser después?” Y si eso no funcionaba, accedías y a los minutos dabas la excusa que tenías que ir al baño como si hubieras tomado diez litros del coctelito con poco pisco que te servían en esas fiestas. “Es licor de muchachos, no tan fuerte”. Pero suave, si llegaba Louis Castagnetto con sus aires de chico surfer te olvidabas del taco 7 y de que si tu amiga no tenía pareja: Qué hablas? Es Louis.

Dejando de lado lo trágico de esa etapa (o hermoso, no sé cómo lo quieran tomar) otro amigo, Otilio (nombre cambiado, obvio) nos comentó su última adquisición. Dejó a un lado el prólogo sobre las féminas mentirosas y aseguró que él, Ken de los Andes, podría demostrar que los hombres también son expertos con las mentiras.

A Otilio siempre lo hemos caracterizado como el de las “de colección”. Se consigue cada mujercilla que no ayuda mucho a la imagen femenina, es una de aquellas que requieren para sus otiliadas. La chica esta, según Oti, le había dejado su número en una servilleta dentro de la casaca (misma película) para que la invite a salir. Oti sabía que la tipa tenía flaco, a él le llegaba a las pelotas.

Después de unos minutos, Oti quiso dárselas de papito, de galanazo y, tras simular querer ser el Andy V en la sociedad norteña, dijo: “Habla, la llamo y van a ver que no les miento”.

Dicho y hecho. Otilio llamó a la tipa, todos los que estábamos reunidos con él estábamos a la expectativa de escuchar una voz que sea adecuada para una “Zafiro”. Nos sorprendió mucho cuando contestaron

— Número equivocado. Soy Germán.

Se hizo presente un gran espacio de silencio. Oti había intentado unas tres o cuatro veces más llamar al mismo número hasta que lo mandaron a la mier. Decidimos cambiar de tema, ya saben … la universidad, el trago y cosas mundanas. Otilio estaba fuera de sí, Zafiro le había hecho una jugada maestra: le dio un número falso. Quizás para que Otilio se sintiera triunfador tras haber coqueteado toda la noche anterior con ella, con miradas pícaras y unos cuantos “salud!” o simplemente porque tenía miedo a su flaco #sihuevon.

Para rematarla, esa noche Otilio se encontró plata, diez luquillas que sirvieron para unos piqueos. 

Finalmente, Zafiro — sabemos que no te llamas así mujercilla — debo decirte unas cuantas cosas...

Gracias a lo que le hiciste a Oti, él ya no se cree más con sus “adquisiciones”, es más, ya ni las llama así. Gracias por no ser tan ruquilla y por no ponerle cachos a tu flaco, él lo va a valorar. No te preocupes por Oti, espera que se le pase la etapa “todas las mujeres son igual de mentirosas” y va a estar un toque mejor.

Y aquí el himno para todas las Zafiros, bandolerasas.





Gracias a todos los que leen el blog, son gentiles en gastar su tiempo en Salem.
Compartan y comenten en la parte de abajeto, graceas.

LcdS
Pd: BUEN FIN DE SEMANA A  SUS HÍGADOS. Yo fácil me hongueo en casa .-.

6 comentarios:

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    3. Querido Anónimo, agradezco tu comentario.
      Te recuerdo que muchos tienen ideas en la cabeza, no debe ser copia todo. Además, no tengo la culpa que a mi Oti le haya pasado algo similar a lo que tú hayas visto ;)
      A ver si me cuentas tu historia y si la meto en el blog ;)
      Besitos

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  2. Hola, hace poco que llegué a tu blog por accidente, me gusta mucho leer y lo que escribes es entretenido, agradable, se lee rápido. Espero que sigas escribiendo, tus temas siempre me sacan una sonrrisa, nose si tu blog sea sólo para mujeres pero a mi me agrada.
    Cuidate!

    Pd: Creo que te conosco de vista :)
    Saludos.

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